[ Pobierz całość w formacie PDF ]

 

Audrey Niffenegger

LA MUJER DEL VIAJERO EN EL TIEMPO

 

Audrey Niffenegger                            La mujer del viajero en el tiempo

 

El tiempo que marca el reloj es el director de nuestro banco, el recaudador de impuestos, el inspector de policía; ese otro tiempo interior es nuestra esposa.

              J. B. Priestley,

              El hombre y el tiempo

 

Para

Elizabeth Hillman Tamandl

20 de mayo de 1915 - 18 de diciembre de 1986

y

Norbert Charles Tamandl

11 de febrero de 1915 - 23 de mayo de 1957

 

 

              - 3 -

Audrey Niffenegger                            La mujer del viajero en el tiempo

             

 

              - 414 -

 

              El amor después del amor

Vendrá un tiempo

en que, con gran júbilo,

nos saludaremos a nosotros mismos

ante nuestra propia puerta, frente a nuestro propio espejo,

y con una sonrisa ambos agradeceremos la bienvenida del otro,

 

y diremos, siéntate. Come.

Volverás a amar al extraño que fue tu yo.

Ofrécele vino. Obséquiale con pan. Devuélvele tu corazón,

a ese otro yo, al extraño que te ha amado

 

toda la vida, al cual ignoraste

por otro, que te conoce desde el fondo del alma.

Coge las cartas de amor que guardas en la estantería,

 

las fotografías, las notas desesperadas,

arranca tu propia imagen del espejo. Siéntate. Festeja tu vida.

              Derek Walcott

 

 

PRÓLOGO

Clare: Es duro quedarte siempre atrás. Espero a Henry; no sé dónde está y me pregunto si se encontrará bien. Es duro ser la que se queda.

Me mantengo ocupada. El tiempo transcurre más deprisa de ese modo.

Me voy a dormir sola, y sola me despierto. Doy paseos. Trabajo hasta agotarme. Observo el viento juguetear con los escombros que arrastran el invierno bajo la nieve. Todo parece simple hasta que piensas en ello. ¿Por qué la ausencia intensifica el amor?

Hace mucho tiempo los hombres salían al mar, y las mujeres los esperaban, de pie junto a la orilla, escrutando el horizonte para divisar el diminuto barco. Ahora yo espero a Henry. Él se desvanece sin quererlo, de repente. Yo lo espero; y cada momento de esa espera lo percibo como un año, como una eternidad. Cada momento resulta tan lento y transparente como el cristal. A través de cada instante puedo ver infinitos instantes alineados, aguardando. ¿Por qué se ha marchado a donde yo no puedo seguirlo?

 

 

Henry: ¿Qué se siente? ¿Qué se siente en realidad? A veces es como si tu atención errara durante tan solo un instante. Luego, con un sobresalto, te das cuenta de que el libro que sostenías, la camisa de algodón a cuadros rojos con botones blancos, tus tejanos negros favoritos y los calcetines marrones que clarean en un talón, la sala de estar, la tetera que está a punto de silbar en la cocina... Todo ha desaparecido. Estás de pie, desnudo como Dios te trajo al mundo, metido hasta los tobillos en el agua helada de una zanja situada al margen de una carretera rural desconocida. Aguardas un minuto con la esperanza de volver de repente a tu libro, a tu piso y a todas tus cosas. Durante unos cinco minutos blasfemas, tiemblas y deseas por todos los demonios poder desaparecer; luego empiezas a caminar en cualquier dirección, para ir a parar finalmente a una granja, donde no tienes otra opción que robar o explicarte. El robo te conduce a veces a prisión, pero explicarte resulta más tedioso, y debes invertir más tiempo en ello, lo cual implica a fin de cuentas mentir, y en ocasiones también es la causa de que acabes dando con tus huesos en la cárcel, así que... ¡qué diablos!

Hay veces en que te sientes como si te hubieras puesto en pie demasiado deprisa a pesar de estar echado en la cama, medio dormido. Oyes la sangre que fluye y se precipita en tu cabeza, experimentas la sensación vertiginosa de estar cayendo. Sientes un cosquilleo en manos y pies, luego las extremidades desaparecen. Ya has vuelto a posicionarte en el lugar erróneo. Solo se tarda un minuto; se tiene el tiempo suficiente de aguantar y debatirse (con el riesgo añadido de hacerse daño o romper preciadas posesiones), hasta que te deslizas por el pasillo enmoquetado en un color verde bosque de un cierto Motel 6 en Atenas, Ohio, a las 4.16 de la mañana, un lunes 6 de agosto de 1981, y te golpeas la cabeza contra la puerta de alguien, lo cual provoca que esa persona, una tal señora Tina Schulman, de Filadelfia, abra esa puerta y empiece a chillar porque hay un hombre desnudo y desvanecido a sus pies sobre la moqueta quemada. Te despiertas conmocionado en el hospital del condado, y con un policía sentado al otro lado de la puerta, escuchando el concurso de Phillies en un radiotransmisor que crepita. Por suerte, te pierdes de nuevo en la inconsciencia y te despiertas horas después en tu cama, junto a tu esposa, quien se inclina hacia ti con el rostro visiblemente preocupado.

A veces estás eufórico. Todo es sublime y las cosas revisten una cierta aura, pero, de repente, sientes unas náuseas intensas y desapareces de nuevo. Sales disparado hacia unos geranios situados en un barrio residencial o sobre las zapatillas de tenis de tu padre, o bien aterrizas en el suelo de tu cuarto de baño tres años atrás, o en un caminito de madera del parque del Roble, en Illinois, alrededor de 1903, o en una pista de tenis en un precioso día de otoño de la década de 1950, o bien caes sobre tus pies descalzos en una amplia variedad de tiempos y espacios.

¿Qué se siente?

Se siente exactamente lo mismo que en esos sueños en los que de pronto nos damos cuenta de que tenemos que hacer un examen para el que no hemos estudiado, estamos desnudos y, encima, nos hemos dejado la cartera en casa.

Cuando me encuentro ahí fuera, en el tiempo, me invierto, trocado en una versión desesperada de mí mismo. Me convierto en un ladrón, un merodeador, un animal que huye y se oculta. Asusto a las ancianas y sorprendo a los niños. Soy un truco, una ilusión sofisticadísima, increíble puesto que, en realidad, existo.

¿Hay alguna lógica, una norma que rija todas esas idas y venidas, toda esa disociación? ¿Acaso hay un modo de controlarlo, de abrazar el presente y cada una de las células? No lo sé. Existen indicios; al igual que en cualquier enfermedad hay patrones que se repiten, posibilidades. Agotamiento, ruidos estentóreos, presión, levantarse de repente, una luz parpadeante... Cualquiera de esos síntomas puede desencadenar un episodio. Sin embargo, puedo estar leyendo el Times del domingo, con el café en la mano y Clare dormitando junto a mí en la cama y, de repente, aparecer en 1976, y verme con trece años, mientras corto el césped de mis abuelos. Algunos de estos episodios solo duran unos momentos; es como escuchar una radio de coche que no consigue sintonizar una emisora. Me descubro entre la multitud, el público, la masa. Pero también me encuentro a menudo solo en un campo, en una casa, en un coche, una playa, una escuela primaria en mitad de la noche. Temo hallarme en la celda de una cárcel, un ascensor lleno de gente, en medio de una autopista. Aparezco de la nada, desnudo. ¿Qué explicación puedo dar? Nunca he sido capaz de llevarme nada en mis andanzas. Ni ropa, ni dinero, ni carnet de identidad. Me paso la mayor parte del viaje consiguiendo ropa e intentando esconderme. Por suerte, no llevo gafas.

Es irónico, en realidad. Los placeres que más me gustan son los caseros: la comodidad de la butaca, la excitación sedante de la vida doméstica. Lo único que deseo es disfrutar de los placeres sencillos: leer una novela de misterio en la cama, el olor de la melena rojizo dorada de Clare, mojada y limpia, recibir una postal de un amigo que está de vacaciones, disfrutar con la visión de la nata que se deshace en el café, la suav...

[ Pobierz całość w formacie PDF ]
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • odszkodowanie.xlx.pl
  • Linki

    Strona Główna
    Nowosielski Stanisław - Logistyka, 01. LOGISTYKA - dla potrzebujących, 01. MATERIAŁY AUTORSKIE - literatura-artykuły-prezentacje
    Noon Jeff-Wurt 1-Wurt, j. LITERATURA POWSZECHNA
    Nowak Jerzy Robert - Jedwabne a zbrodnie na Kresach 1939-1941, LITERATURA IUDAICA i ANTI-IUDAICA
    Nordau Max - Syjonizm, LITERATURA IUDAICA i ANTI-IUDAICA
    No Starch Press The Book of JavaScript, Literatura, JavaScript eBooks Collection
    Notatnik historyka Polacy i Niemcy Historia sąsiedztwa DOWNLOAD, Literatura faktu
    Nowa Heloiza. Pytania i odpowiedzi, Literatura Opracowane pytania do kolokwium
    Niemcy - zarys dziejów - Zygmunt Zieliński, Historia Literatury Niemieckiej, die deutsche geschichte ZDF
    Nie bój się ryzyka - Baxter Mary Lynn, Książki - Literatura piękna, Romanse, nowe harlekiny
    Nowoczesność. Szkice o literaturze polskiej XX wieku Święch Jerzy PEŁNA WERSJA, Nauka
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • imikimi.opx.pl